Desecho Sevilla.


Llego desecho, del AVE, hasta Sevilla. 

Por fin puedo contar con un momento para compartir la epifanía y validar mi solicitud, esta necesidad. 
«Estamos atestados. Vengo a solicitar más espacio».
John Hersey.
En fin. ¿Y quién no?

Ya verás el hotel, cuatro estrellas, cuatro siniestras aprobaciones que medirán el nivel de confort, la auténtica conquista del hombre moderno. La victoria sobre la naturaleza. La instalación ontológica. La reserva corporal. El hombre moderno. ¿Y yo qué?

Somos tiempo, qué sopor. La ola de calor del inesperado octubre había convertido este cuerpo en algo pegajoso y lana. Sólo pude ir directo al baño y pensar en que tengo una neverita. Nada más útil a estas alturas.

«Cuando se encendían por la noche las ventanas, detrás no había más que familias felices, familias felices, familias felices, familias felices. Al pasar se podían ver por los amplios ventanales felicidades en fila bajo las lámparas, iguales todos como mellizos, o como una pesadilla. Las felicidades de la fachada oeste podían ver desde su casa a las felicidades de la fachada este como como si se hubiesen mirado en un espejo». 
Christiane Rochefort.

El reflejo tiene nombre de placer, puedo verme a muchos metros de distancia y conseguir meterme a contrapelo en esas habitaciones de enfrente. Solo el patio nos separa. Pero la neverita no funciona. No hay más que tú por todos lados, te repites. Eres una imagen, date cuenta. 

Pero nadie sabía. La recepción me da largas, ¿un técnico?, es hora punta.

«Desde aquella habitación, desde aquel rincón tan exquisito, lanzamos un mensaje para todo el universo»
Second.

La cerveza me llamaba. Hay veces que son señales divinas, y el alcohol José, está acabando con tu vida. Está destrozando tu carrera.

Y bien, me bañaré, como un señor de congresos, a por eso vengo. Sé hacerlo bien. No me preocupa nada, solo me importa el ruido. Porque lo estás pagando, es tu ruido.


Todo sale al momento, todo mi intestino flota en esta taza tan amplia que permite a lo que recoge desplazarse con esbeltez. Esbeltez andaluza reafirmada por esta serie de azulejos. Este cuarto de baño tiene carácter. Además desde aquí se oye como propia la cisterna del vecino. Te estoy amando.

Desecho Sevilla. Expulsar para vivir:

«los desechos caen para que yo pueda vivir hasta que, de pérdida en pérdida, nada quede dentro de mí y mi cuerpo entero caiga más allá del límite»
Julia Kristeva.

Ahora deseo comer.

Como en frialdad, como frío, del frío que permite la conexión mística, el sentirse catedral, los 0º. Estudio retirado. El aire acondicionado va dando el tono de las posibilidades de cada cual. Las conversaciones en la mesa se han ido organizando, es un viaje organizado. Empiezas a antropofagiar el desfase, y es excitante para tu diario. Otra preparación, quedará una súper epifanía. Mañana es el gran día.

«Nunca se ha de ser mezquino con las tachaduras. La extensión es indiferente, y el temor de que lo escrito no sea bastante, pueril. Por eso nada debe tenerse por valioso por el hecho de estar ahí, escrito sobre el papel». 
Theodor W. Adorno.

Artista validado, parece... me he colado. Esta foto fue tomada por una de las compañeras. Otro buen reflejo, junto al agua que somos. Las palabras que esbozamos tras el micrófono. Me he colado. Colarme tras el aval. La referencia no (me) la sé. Yo no lo sabía. No tenía ni idea. 

Aquí soy una performance, yo no me había dado cuenta.

Al menos queda el link, que quede el enlace, así fue el encuentro, el encuentro de Estética: http://www.seyta.org/asi-fue-iii-encuentro-iberico-estetica/